Somos una maraña y por ello estaremos inmersos en el fantástico mundo de nosotros mismos. Con nuestras emociones más fuertes, más débiles, las que son hermosas y las no tanto, las que llenan y vacían, las de baja y alta vibración.
Somos un hermoso laberinto que en cada vuelta de esquina esconde algo diferente a la esquina anterior. Infinitamente complejos, bichos raros muchos de nosotros y otros extremadamente lisos y casi no vistos. Estaremos en contacto con innumerables facetas, todas ellas tan tranquilizadoras como excitantes.
Lo curioso es que pese a que somos indescriptibles en un constante temporal (cambiamos todo el tiempo), todos buscamos la salida al laberinto. Desde aquí intentaré dar luz, dar apoyo, dar una bofetada, quebrar tus aciertos y transformarlos en cuestionables. Porque para salir del laberinto tienes que mirarlo desde arriba.
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